El respeto, la lealtad y la confidencialidad van de la mano con la verdadera amistad.
Puede ser que no estemos de acuerdo con alguna actitud o proceder del amigo, pero debemos respetar su vida privada y su manera de ser.
Un verdadero amigo, con los principios y valores bien definidos, jamás será desleal y no cometerá la penosa actitud de la indiscreción y el cotilleo.

No hay comentarios:
Publicar un comentario